El oído es uno de los sentidos más importantes del reino animal. Mientras que los humanos ya nos sentimos bastante orgullosos con nuestro rango auditivo de unos 20 Hz a 20.000 Hz, hay innumerables animales que nos superan con facilidad. Sus instintos de supervivencia, sus técnicas de caza o su comunicación a menudo dependen en gran medida de lo que pueden oír. En este blog, te adentraré en el fascinante mundo de los animales con superoído. Descubrirás que, en realidad, los humanos nos comparamos bastante mal con ellos.
¿Por qué es tan importante la audición en los animales?
Para los animales, la audición suele ser literalmente una cuestión de vida o muerte. Mientras que nosotros utilizamos los oídos principalmente para hablar, escuchar música o vigilar el tráfico, los animales utilizan el oído para:
- Localizar y capturar presas
- Depredadores para esquivar a tiempo
- Comunicarse entre sí (a veces a través de kilómetros)
- Evalúa mejor su hábitat, incluso en la oscuridad
Por eso no es de extrañar que algunas especies animales hayan desarrollado una audición que va mucho más allá de nuestra capacidad humana.
El murciélago: el rey de la ecolocalización
Cuando hablamos de audición, el murciélago no puede quedar al margen. Los murciélagos utilizan la ecolocalización para orientarse en la oscuridad. Emiten sonidos ultrasónicos (a veces de hasta 120.000 Hz) y captan los ecos que rebotan en los objetos de su entorno.
Con este sistema, pueden:
- Volar en total oscuridad
- Evitar obstáculos más finos que un cabello humano
- Recoge infaliblemente del aire mosquitos y otros insectos pequeños
Así que su rango auditivo es mucho más amplio que el de los humanos, y se centra principalmente en esas frecuencias altas.
El elefante: maestro de las notas graves
En el otro extremo del espectro está el elefante. Mientras que los murciélagos oyen por ultrasonidos, los elefantes trabajan con sonidos infrasónicos: sonidos tan bajos que los humanos no pueden detectarlos (por debajo de 20 Hz).
Los elefantes se comunican con zumbidos graves que pueden alcanzar kilómetros de distancia. Gracias a su oído sensible y a las vibraciones que perciben con sus patas incluso a través del suelo, las manadas se mantienen en contacto a grandes distancias. Para los humanos, estos sonidos suelen ser inaudibles, pero los elefantes «balbucean".
El búho: cazador silencioso en la noche
Los búhos no sólo tienen un oído excelente, sino también un truco especial: sus orejas no son simétricas en la cabeza. Una oreja está ligeramente más alta que la otra, lo que les permite determinar con gran precisión de dónde procede un sonido. Incluso en completa oscuridad, un búho puede oír el crujido de un ratón bajo una gruesa capa de nieve y lanzarse sobre él.
Así que su audición no es necesariamente mejor en gama de frecuencias que la de otros animales, sino principalmente única en precisión y dirección.
El perro: nuestro fiel amigo con súper orejas
No es ninguna sorpresa: los perros oyen mucho mejor que los humanos. Mientras que nosotros podemos oír hasta unos 20.000 Hz, los perros alcanzan fácilmente los 45.000 Hz. Esto explica inmediatamente por qué los silbatos para perros nos parecen silenciosos, pero los perros responden a ellos al instante.
Utilizan su buen oído no sólo para avisarnos o ayudarnos en la caza, sino también en su comunicación con otros perros. Y, por supuesto, para reconocer infaliblemente el sonido de un frigorífico al abrirse o el traqueteo de una bolsa de croquetas.
El gato: un asesino con oído de primera
Desde luego, los gatos no son inferiores a los perros. De hecho, a veces oyen un poco mejor en las frecuencias más altas, hasta unos 64.000 Hz. Esto los convierte en cazadores perfectos, ya que los ratones y pequeños roedores suelen comunicarse con pitidos ultraagudos que resultan inaudibles para los humanos. Para los gatos, es como poder escuchar un lenguaje secreto.
El delfín: comunicarse en tonos altos
Los delfines son conocidos por su inteligencia, pero su oído también es impresionante. Oyen hasta 150.000 Hz, y lo utilizan no sólo para entenderse entre ellos, sino también para la ecolocalización bajo el agua. Como los murciélagos, «ven" con los oídos.
Sus altas frecuencias también son útiles para la comunicación en grupo: los delfines tienen unos silbidos únicos con los que se llaman por su nombre.
Conejos y roedores: siempre alerta
Los animales que a menudo actúan como presas, como los conejos y los hámsters, también tienen un oído agudo. Sus orejas están siempre erguidas y pueden girar independientemente para captar sonidos procedentes de todas direcciones. Esto les permite saber exactamente si hay peligro cerca y de dónde procede.
Resumen: ¿Quién ganará?
Si hacemos algún tipo de clasificación, veremos que distintos animales destacan en distintas áreas:
- Lo mejor en agudos: delfines y murciélagos
- Lo mejor en graves: elefantes
- Mejor en direccionalidad: búhos
- Mejores superiores domésticos: perros y gatos
Por tanto, no existe una «mejor" audición, sino que depende totalmente de la finalidad para la que se desarrolló la audición. Mientras que los humanos a menudo necesitamos protección auditiva para evitar daños, los animales, por el contrario, tienen una audición afinada a la perfección para su entorno.
Conclusión
El oído de los animales es increíblemente diverso y a menudo está mucho mejor desarrollado que el nuestro. Ya se trate de murciélagos que cazan en la oscuridad, elefantes que se comunican a kilómetros de distancia o gatos que oyen chirridos ultrasónicos de ratones, es un recordatorio de que el oído es quizá uno de los sentidos más infravalorados.
Así que la próxima vez que veas a tu perro reaccionar a un sonido que tú no oyes, o a un gato mirar fijamente a un ratón incluso antes de verlo tú mismo: date cuenta de que los oídos de los animales son verdaderas maravillas de la naturaleza.