Es una frase que quizá hayas oído decir a tu médico de cabecera, audiólogo o alguien cercano: «¡Necesitas que te limpien los oídos!". Suena un poco a estar en el garaje con el conducto auditivo externo, pero en realidad es una forma bastante habitual y eficaz de eliminar los tapones de cerumen.
En este blog te explicaremos qué es exactamente la limpieza de oídos, cuándo es necesaria y qué puedes hacer tú mismo en casa si notas que se te está taponando. Spoiler: eso empieza sin bastoncillos de algodón, sino con un limpiador de oídos inteligente como el Bebird.
¿Qué es «rociarse los oídos"?
Al soplarte los oídos, el médico de cabecera o su ayudante te limpiarán el conducto auditivo con agua tibia. Suele hacerse con una especie de jeringuilla o bomba, con la que te introducen suavemente agua templada en el oído. ¿El objetivo? Aflojar el cerumen acumulado y expulsarlo.
Suena excitante, pero en general es indoloro. Oyes algunas salpicaduras, sientes cosquillas y a menudo -si funciona bien- sale un trozo impresionante de cerumen. No es el momento más encantador de tu vida, pero después oyes mucho mejor.
Por qué a veces se acumula cerumen
La cera de los oídos en sí no es ninguna porquería. De hecho, es algo útil. Protege el conducto auditivo de la suciedad, el polvo, las bacterias y la deshidratación. En la mayoría de las personas, el cuerpo drena el cerumen de forma natural: lentamente hacia el exterior, donde puedes retirarlo simplemente con una franela.
Pero a veces ese sistema no funciona del todo bien. Esto puede deberse a:
- Uso frecuente de tapones o audífonos
- Conductos auditivos estrechos o curvados
- La edad (el cerumen suele volverse más seco en las personas mayores)
- Producción excesiva de cerumen
- Bastoncillos de algodón, que en realidad empujan el cerumen hacia dentro
Y entonces se produce un tapón. Sueles notarlo por una sensación de congestión, peor audición, presión en el oído o, a veces, incluso mareos o acúfenos.
¿Es siempre necesario pulverizar?
No, definitivamente no. Sólo si el cerumen está causando realmente síntomas puede tener sentido que te lo limpien. Algunas personas lo padecen una vez cada pocos años, otras cada trimestre. También hay personas en las que nunca es necesario. Depende de tus oídos, de tus hábitos y de si llevas audífono, por ejemplo.
Ten en cuenta que si tienes (has tenido) un agujero en el tímpano, tienes una infección de oído o eres propenso a las infecciones de oído, soplarlo no siempre es seguro. En estos casos, el médico puede optar por otro método, como la succión o el legrado (una especie de cuchara que se utiliza para extraer el cerumen).
¿Qué puedes hacer tú mismo en casa?
Antes de ir al médico, puedes intentar solucionar el problema tú misma, de forma segura, por supuesto. No hace falta que salgas con un cuenco de agua de inmediato. Afortunadamente, existen herramientas modernas que te ayudarán a mantener limpios los oídos.
El Bebird: limpiador de oídos con cámara
Una de las opciones más inteligentes es el Bebird: un limpiador de oídos electrónico reutilizable con cámara. Con él, tú mismo puedes mirar dentro de tu oído mediante una aplicación en tu teléfono y eliminar suavemente el exceso de cerumen con el gancho incluido.
Por qué es útil el Bebird:
- Puedes ver exactamente lo que estás haciendo (así que nada de juguetear a ciegas)
- Los ganchos son suaves y están especialmente diseñados para tu canal auditivo
- Evitas profundizar demasiado o golpearte accidentalmente el tímpano
- Es higiénico, seguro y reutilizable
- También trabaja con niños (con supervisión) y con personas con audífonos
Por tanto, el Bebird no es una alternativa a los tapones muy atascados, pero es perfecto para prevenir ese preciso momento. Piensa en ello como en un mantenimiento: igual que te cepillas los dientes con regularidad, puedes cuidar inteligentemente de tus oídos sin riesgos.
¿Qué es lo que no debes hacer especialmente?
Tal vez sea superfluo, pero no deja de ser una advertencia. En cualquier caso, no lo utilices:
- Bastoncillos de algodón (en realidad empujan el cerumen más adentro)
- Horquillas, llaves, cerillas u otros utensilios de jardinería doméstica
- Velas en los oídos (que son más peligrosas que beneficiosas; consulta nuestro otro blog al respecto)
- Demasiado aceite o gotas sin saber si realmente hay un coágulo
Estas cosas parecen inofensivas, pero pueden dañar el conducto auditivo, causar irritación o empeorar el problema.
De todos modos, ¿cuándo debes ir al médico de cabecera?
Sufres de:
- Pérdida repentina de audición
- Una sensación de congestión que no desaparece
- Dolor de oído o picor profundo en el oído
- Mareos
- Acúfenos
- Sangre o líquido del oído
Si es así, conviene que un médico eche un vistazo. A veces es necesaria una limpieza de oídos profesional, o algo va mal.
Resumen
Pulverizar los oídos a veces es necesario -y a menudo muy eficaz-, pero también puedes hacer mucho tú mismo para adelantarte al momento. El Bebird es una solución inteligente y moderna para mantener tus oídos suavemente limpios. Se acabaron los bastoncillos de algodón y las excavaciones a ciegas, sólo una visión clara de cómo está tu conducto auditivo.
Tus orejas son frágiles, pero también están inteligentemente construidas. Con un poco de cuidado, las herramientas adecuadas y una revisión ocasional en tu médico de cabecera, puedes mantenerlos en perfecto estado.
¿Y cuando acabas en el médico y de repente vuelves a oír el canto de los pájaros o el tic-tac del reloj después de que te hayan limpiado los oídos? Entonces recuerdas por qué es tan importante un buen cuidado de los oídos.

