¿Cómo ayudar a un ser querido con pérdida de audición sin ser condescendiente con él?

La pérdida de audición es más frecuente de lo que crees. Puede que notes que un miembro de tu familia pregunta cada vez más «¿Qué estás diciendo?», tiene la televisión puesta en modo cine o evita las conversaciones en compañía. Puede ser frustrante, para ti, pero sin duda también para la otra persona. Sin embargo, es un tema delicado de abordar. ¿Cómo ayudar a alguien con pérdida de audición sin parecer condescendiente o pedante? En este blog te damos consejos prácticos, ideas y formas de mostrar tu compromiso sin asumir el papel de «policía de la audición».

La pérdida de audición no es blanco o negro

Empecemos por esto: la pérdida de audición tiene muchas formas y grados. No todas las personas con pérdida de audición están completamente sordas, y no todas experimentan los mismos síntomas. Algunas personas aún pueden oír bien los tonos graves, pero echan de menos las frecuencias agudas. Otras pueden oír el habla, pero tienen dificultades en ambientes ruidosos.

Además, la pérdida de audición suele introducirse en la vida lentamente. Muchas personas se acostumbran a la «nueva normalidad» y ni siquiera se dan cuenta de lo mucho que echan de menos. O no quieren admitirlo, por vergüenza, miedo a envejecer o simplemente porque piensan que no es tan grave. Esto dificulta aún más que un ser querido inicie la conversación.

Reconoce las señales, pero ten paciencia

Puede que ya hayas captado algunas señales: conversaciones que deben repetirse, evitación de las discusiones en grupo o frustración en las llamadas telefónicas. Estas señales son importantes, pero aún no significan que alguien esté preparado para aceptar ayuda.

No intentes aportar soluciones de inmediato, sino observa con paciencia. Deja espacio. Es más probable que la gente se sienta atacada si vas directo al grano: «Es que oyes mal, necesitas un audífono». Un enfoque así suele ser contraproducente. La pérdida de audición no sólo afecta al oído, sino también a la propia imagen.

Hazlo personal, no médico

En lugar de empezar la conversación con cifras o diagnósticos, es mejor hablar desde ti mismo. Por ejemplo:

  • «Noto que nos entendemos menos cuando hay ruido de fondo. Me parece una pena, porque al contrario, me gusta hablar contigo».
  • «Durante aquella cena, tuve la idea de que estabas algo distante. ¿Es cierto, o me equivoco?».

Al hacer que la conversación sea personal y centrarte en la conexión, evitas que la otra persona se sienta atacada. Demuestras que te fijas en ella porque te importa, no porque creas que sabes más que ella.

Los pequeños gestos marcan una gran diferencia

Una vez que seas consciente de la pérdida de audición de un ser querido, hay cosas sencillas que puedes hacer para facilitar la comunicación, sin enfatizarla:

  • Habla con claridad y articula bien, sin gritar en exceso.
  • Mira a la otra persona cuando hables para que pueda ver cómo mueves la boca.
  • Limita el ruido de fondo si puedes, por ejemplo bajando el volumen de la radio o la televisión.
  • Da el contexto antes de decir algo para que la otra persona sepa de qué va la conversación.

Ajustando sutilmente tu comunicación, demuestras que tienes en cuenta a la otra persona sin darle importancia.

Buscar soluciones juntos

A veces ayuda buscar soluciones juntos, en lugar de imponer algo. Por ejemplo, podríais buscar juntos ayudas que faciliten la vida, como un timbre amplificado, un teléfono con el altavoz más alto o una protección auditiva que también ofrezca tranquilidad cuando esté sobreestimulado. O podrías ofrecer sugerencias sin presionar:

  • «El otro día leí algo sobre unos audífonos que apenas se ven. ¿Quizá eso sería algo para ti?»
  • «¿Conoces ese despertador con función de vibración? Parece práctico, también para cuando tu pareja no necesita que la despierten».

Sé curioso en lugar de controlador. La gente salta barreras más rápido si siente que tiene el control.

Evita la trampa de la condescendencia

Es bienintencionado, pero a menudo sale mal: suplir a la otra persona, terminar frases o repetir una y otra vez lo que otra persona se ha perdido. Intentas ayudar, pero pronto parece que estás tratando a la otra persona como a un niño. Y eso es contraproducente.

Deja espacio a tu vecino para que indique por sí mismo cuando algo no esté claro. Pregunta: «¿Lo has entendido todo?», en lugar de repetirlo automáticamente. Y si alguien no te entiende, reformula tu frase en lugar de repetir exactamente lo mismo. A menudo funciona mejor y evita la frustración.

Escuchar es tan importante como hablar

La pérdida de audición puede aislar. La gente abandona, se siente excluida o incomprendida. Precisamente por eso escuchar es tan importante. No sólo literalmente, sino también en sentido figurado. Pregunta cómo se siente alguien. Qué es difícil. Qué funciona bien. Qué sigue faltando. No tienes por qué tener una solución para todo: a veces basta con tu implicación.

Consigue ayuda profesional en el momento adecuado

Si notas que la pérdida de audición está afectando realmente a la vida diaria -y tu ser querido está empezando a sufrirla él mismo-, es hora de buscar ayuda externa. Plantéate una cita con el audiólogo (¡somos nosotros!), el médico de cabecera o el otorrinolaringólogo. Ofrécete a acompañarles, sin presionarles. A muchas personas les gusta que pienses en ellas y las acompañes, pero sólo si ellas mismas están preparadas para ello.

También hay recursos en Internet que proporcionan información sobre los problemas de audición de forma accesible. Piensa en pruebas de audición en línea, blogs informativos o vídeos en los que la gente comparte su experiencia.

¿Y si alguien realmente no quiere nada?

A veces una persona está atrapada en la negación. No importa lo que digas o hagas, todo se desentiende. Esto puede ser frustrante, sobre todo cuando sabes lo mucho que puede mejorar la vida con un poco de ayuda. Aun así, la clave sigue siendo: paciencia.

Mantente disponible, mantente amistoso, mantente implicado. A veces simplemente lleva más tiempo. Pero los que se sienten vistos acabarán moviéndose antes que los que se sienten juzgados.

Hablar de la pérdida de audición es una forma de amor

No es fácil iniciar una conversación sobre la pérdida de audición. Toca la vulnerabilidad, el envejecimiento, el cambio. Pero al iniciar esa conversación, demuestras cuidado, atención y amor. Demuestras que te tomas en serio a la otra persona. No como paciente, sino como ser humano.

Y no, no tienes que ser un experto. Ni un especialista en audición. Ni un audiólogo. Lo más importante que puedes hacer es escuchar. Literal y figuradamente. Con los oídos abiertos, el corazón abierto y la voluntad de hacerlo juntos.

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